



Me ha gustado la experiencia, con ese sabor de antaño, era como introducirse en el estilo de vida de hace 50 años, sin comodidades, sin tecnología. Totalmente desconectado del mundo.
La gente también me han encantado, aunque alguno ya me conocía me sorprendió que no les importara en absoluto que les hiciera fotos y se comportaran como si yo no estuviera allí apuntándoles con una cámara, fantástico.